LA IGLESIA DE SANTA CLARA Cuenta la leyenda que hace más de tres siglos había una iglesia llamada Santa Clara. Estaba situada en un pueblo llamado Zarautz. En esta iglesia había un convento donde vivían monjas y curas. No era una iglesia muy grande pero tampoco muy pequeña. Como es común en las iglesias, los curas daban misa todos los domingos a las diez y media y a las doce y media. En esa iglesia había más monjas que curas y como bien sabemos no se podían casar ni tener pareja Entre los curas había uno llamado Juan tenía 25 años y había ingresado en la iglesia un año antes. Era muy simpatico, amable y muy generoso con la gente. Un día llego a la iglesia Margarita, una joven de 23 años que decía que quería ser monja. Parecía amable y muy simpática. La aceptaron y pasados unos días era ya muy amiga de todos. Un día, Juan, que estaba en su celda, no podía parar de pensar en Margarita y no entendía el porqué. Le parecía una chica muy bonita y además de eso muy buena persona. Estuvo dándole vueltas a la cabeza y llegó a la conclusión de que de había enamorado de ella. Pero era un amor imposible porque se suponía que el solo podía amar a Dios. Estaba pasándolo muy mal. Lo que él no sabía era que a ella le pasaba lo mismo. Días después Juan fue a donde Margarita y le dijo que si podían hablar en privado. Ella le contestó que si y entonces se fueron a una sala donde no había nadie. Al llegar, se sentaron y Juan le confesó que se había enamorado de ella. Cuando ella le escucho se sintió feliz. Entonces ella le confesó que también sentía lo mismo. El al escucharla se alegró y la besó. En ese mismo momento, un cura llamado Pedro, de unos 53 años, pasaba por allí y los vio. Rápidamente fue a donde ellos y les dijo que estaban bajo pecado y que algo malo les pasaría. Aquella misma noche, Pedro fue al dormitorio de Juan y lo mato. Después lo llevó a un lugar que nadie sabría nunca. Al día siguiente, Margarita fue a buscar a Juan pero no lo encontró ni entonces ni nunca más. Desde entonces en la iglesia de Santa Clara, todos los días entre las diez y las cuatro se oye a Margarita preguntando por Juan.