Hay silencio en el aula cuando el profesor, José Joaquín Álvarez, un ovetense de 56 años, explica a los alumnos que le escuchan que lo que va a contar “le da un poquito de vergüenza”. Es ese momento en el que, viendo una película de Clark Gable, pensó por primera vez que “Podía ser mariquita”. Lo que ahora le da ese poquito de vergüenza en su época le produjo confusión, miedo y, finalmente, mucha angustia. “Era 1971, vivíamos en la dictadura y había una ley que condenaba a los homosexuales a la cárcel o al reformatorio”, explica a los chicos de primero de bachillerato del Instituto Renacimiento de Madrid (de 16 a 18 años), al que ha acudido invitado por Marisa Fernández y Asunción Aguinaco, profesoras del Centro.
Álvarez ha dado ya más de 200 de estas charlas en distintos centros educativos. “Después de salir del armario de la homosexualidad, ahora me toca el del acoso escolar homofóbico”, afirma. “Los adolescentes LGTB [lesbianas, gais, bisexuales y transexuales] tienen el triple de probabilidades de suicidarse que los otros chicos de su edad. Como profesor, lo peor que podría pasarme es que uno de mis alumnos se quitara la vida por el acoso”, cuenta a los estudiantes del centro.
Su relato sigue al periodo en que fue al instituto. “Yo tenía un poco de pluma, como ahora. A los pocos días me empezaron a pegar, a llamarme mariquita, maricón. Era como la gota china. Aún hoy, cuando oigo la palabra maricón, siento como si martillearan la cabeza. Fueron cinco años así, y entré en una profunda depresión”. Los alumnos lo ven fácil cuando añade: “Las suspendía casi todas. No podía estudiar, centrado como estaba en cómo podía resolver la situación”.
El ocultamiento, el disimulo, se hicieron parte de su vida. Ya de profesor, en la isla de La Palma, mantuvo ante sus compañeros la ficción de que tenía una novia en Asturias, y que le era fiel. “Era un comportamiento mediocre”, dice. O algo peor. Después de una hora de charla, una de las preguntas que recibe de un chico de 17 años era si no se sentía mal con tanto engaño. “Me sentía fatal, como una cucaracha”, confiesa.
Este desnudo íntimo busca explicar a los alumnos dos ideas: “La empatía y el respeto”. Es también la última etapa de un proyecto educativo que el profesor empezó hace 10 años, cuando puso en marcha la primera tutoría LGTB en un instituto, el de Duque de Rivas de Vaciamadrid. “Los alumnos gais, lesbianas, transexuales y bisexuales viven secuestrados afectivamente. No puede ser que vivas serlo como una condena. Hay que decirse que ‘ser gay también es guay’. No es una opción. Es una condición inherente”.
La charla llega a un auditorio preparado. “Los derechos de las personas homosexuales son derechos humanos, y aquí ya les hemos hablado de ellos”, dice la profesora Marisa Fernández.
Los chicos son participativos. Los mayores, preguntando al final de la clase. Los de segundo de ESO (13-14 años), interrumpiendo. También hay risas cuando dice que uno de sus problemas fue que no sabía dónde encontrar pareja y que, al estar tanto tiempo en el armario, llegó "tarde a las relaciones".
Cuesta más el silencio de los más pequeños. Hay un intento de risitas al principio, que Álvarez —que siempre trata a los alumnos de usted— corta insistiendo en la importancia de lo que va a contar. Cuando explica que fue la transfobia la que empujó a Alan, un chico de 14 años, a suicidarse el pasado 24 de diciembre en diciembre, se oye un “¡qué asco!” de una alumna. Pero el tema es complicado, y los detalles anatómicos —¿cómo se hace pis?— son demasiado jugosos para una clase de preadolescentes ya al final de la jornada matinal de clases.
También interesa mucho la relación con la familia. “A veces los padres o madres son homófobos, pero no por malos, sino porque viven una construcción social”, explica el profesor.
Álvarez confía en que su testimonio sirva para que los alumnos LGTB de ese centro —“que seguro que los hay”— tengan una salida del armario menos complicada que la suya. Una chica interviene: “Tengo un amigo que creo que es gay, y me gustaría ayudarle a decirlo, ¿cómo lo hago?”. La respuesta no es fácil, pero la propia pregunta indica que algo del mensaje de respeto y empatía ha calado.
A MÍ TAMBIÉN ME ACOSARON.
El caso de Diego, el niño de 11 años que se suicidó en octubre, volvió a poner en la agenda política, gracias a la lucha de sus padres, el tema del acoso escolar. Según un estudio de Save the Children, con preguntas a 21.500 estudiantes de entre 12 y 16 años, uno de cada diez alumnos asegura ser víctima de acoso escolar y un 22,6% afirma ser blanco de insultos frecuentes. A continuación, cuatro víctimas de varias generaciones nos cuentan su caso y nos explican cómo lograron salir adelante.
"Lo mío comenzó en primaria, cuando tenía 7 años y cambié de colegio. Yo me comportaba normal, como lo había hecho siempre, pero un grupo de compañeras me tomó manía. Daba igual el lugar, ya fuese en el aula, en el patio o en los vestuarios del colegio, porque en todos ellos me arrinconaban y me insultaban: que si olía mal, que si era fea, que si no sabía vestir...
De tantas veces que me lo dijeron, me costó mucho convencerme de que no era así, incluso hasta un tiempo después de que dejaran de acosarme. Este es uno de los grandes problemas del acoso, y es que cuesta mucho trabajo recuperarse. En mi caso, he superado las secuelas más graves, pero en ocasiones todavía me pongo nerviosa al recordar todo aquello. Para mí es como una herida que aún está cicatrizando y que duele un poco al tocarla.
Tras los insultos, el acoso pasó a ser más físico: me robaban el desayuno y llegaron a lanzarme un pupitre. Por ejemplo, hubo un día en el que mis compañeras, después de clase de gimnasia, empezaron a lanzarme papel higiénico mojado. Me escondí en un baño, pero ellas me lo siguieron lanzando por encima de la puerta. En aquellas ocasiones me quedaba quieta, no sabía cómo reaccionar. Además, no me atrevía a decírselo a nadie por sus amenazas: 'Como se lo digas a alguien, sufrirás el doble', me decían. Así que mis padres no se enteraron hasta que mis primas se lo contaron.
En mi caso, logré superarlo al cambiar de colegio y al coincidir con una tutora que estaba muy involucrada en la lucha contra el acoso escolar. Ella nos habló abiertamente del problema y decidí contárselo. El hecho de haber tenido una profesora sensible fue decisivo en mi caso y por eso creo que es importante que los profesores estén bien preparados".
Isaac (nombre ficticio). 22 años, acosado de los 3 a los 17
"A mí me acosaron desde los 3 hasta los 17 años. Da igual que haya pasado por colegios públicos y privados: toda mi vida escolar ha estado vinculada con el acoso. Al principio, cuando era más pequeño, otros niños me hacían vacío y me prohibían jugar con ellos. Es increíble cómo, desde tan pequeños, podemos albergar sentimientos tan crueles. Luego, más adelante, durante mi paso por un internado, de los 11 a los 15 años, otros niños se metían en mi habitación y me golpeaban por las noches.
Creo que la tomaban conmigo por ser muy introvertido. Siempre he sido una persona solitaria y me costaba mucho centrarme en los estudios. Aunque creo que también ha tenido que ver el hecho de ser centroamericano. Llegué a España cuando era muy pequeño, pero creo que el acoso contra mí tuvo un ingrediente racista.
Por ser una persona tan introvertida, me costó mucho exteriorizar todo lo que me estaba ocurriendo. Incluso, en un intento por integrarme, llegué a convertirme en acosador. Eso duró una temporada, hasta que me di cuenta de que ese camino no llevaba a ningún lado. Así que yo lo superé gracias a un ejercicio de resistencia pura y dura.
Ahora colaboro en una asociación llamada NACE (No al Acoso Escolar, [email protected]) y aconsejo a las víctimas que lo hablen con alguien. Es probable que, de haberlo exteriorizado, yo lo hubiese atajado antes. Pero no lo hice. De hecho, llevo acudiendo a terapia psicológica desde los seis años, y no se lo comuniqué a mi terapeuta hasta hace un par de años, cuando me vi con confianza para hacerlo. Y eso que ahora tengo 22 años".
Marián Campello. 29 años, acosada en el colegio
"Empecé a sufrir acoso escolar hace 17 años, cuando el bullying no tenía ni nombre. Para referirme a ello, entonces, decía que en mi colegio de Elche se metían conmigo y me pegaban. Eso es lo que empezó a ocurrir cuando me puse del lado de otros niños que sufrían acoso. Desde entonces los acosadores la tomaron conmigo: empezaron con collejas en el pasillo y luego me esperaban fuera del colegio para golpearme.
En mi caso lo verbalicé con rapidez y se lo dije a mis profesores, pero no le dieron mucha importancia. También lo hablé con mis padres, quienes insistieron ante los profesores, aunque sin resultados. Mis padres hablaron incluso con los padres de mis acosadores, lo que tampoco sirvió. Por desgracia, las cosas no mejoraron hasta que me cambiaron de clase. Pero, aunque no consiguieron enderezar las cosas, mis padres se convirtieron en mi sostén principal y me apoyaron mucho.
Ahora la gente es más consciente de la lacra que supone el acoso escolar, por lo que quiero creer que hoy en día los profesores se lo tomarían más en serio y que actuarían mejor ante una denuncia como la mía. También hay algunos programas de mediación en los institutos que pueden servir de apoyo para quienes lo pasan mal. Por suerte, el acoso escolar cada vez se encuentra menos normalizado.
Desde que terminé el colegio casi no había vuelto a hablar de esto. Pero hace unas semanas decidí hacer pública mi historia en una sesión sobre acoso escolar en las Cortes Valencianas, donde soy diputada. Espero que mi historia sirva para que las víctimas sepan que no están solas". "En mi caso hubo insultos, pintadas en el pupitre, amenazas y algunos empujones. La mayoría, con una motivación homófoba. Esto demuestra que el acoso escolar no es solo cosa de niños, sino que muchas veces volcamos en ellos nuestros prejuicios, nuestros odios, nuestros miedos y nuestros fracasos. De alguna manera, hemos hecho que ellos se empapen de nuestro miedo a la diferencia.
Necesitamos una reflexión generalizada para que padres, profesores y alumnos tomen conciencia de la importancia del problema. Por fortuna, desde los 8 a los 15 años, cuando fui víctima de acoso, no sufrí las terribles agresiones físicas que a menudo saltan a las noticias. Pero deberíamos ser muy conscientes de que el abuso también está en aquellos insultos y en aquellas pintadas, que pueden hacer mucho daño a las víctimas.
También deberíamos volcarnos en que los alumnos sepan reaccionar ante el acoso. De igual manera en que yo fui víctima de acoso, también fui testigo de cómo acosaban a otros compañeros. Y entonces no reaccioné de ninguna manera, me limité a contemplarlo. Durante todo este tiempo, hemos estado muy paralizados ante el acoso escolar, y es hora de que aprendamos a reaccionar. Como víctima, yo no manifesté el problema ante ningún adulto porque me daba vergüenza, pero ahora quienes sufren acoso deberían tener claro las herramientas para superarlo.
Ahora soy director de teatro y estoy dirigiendo El pequeño pony, una obra sobre acoso escolar que escribió Paco Bezerra basándose en una historia real ocurrida en Estados Unidos. En 2014, un niño de nueve años empezó a sufrir bullying por llevar una mochila de la serie animada Mi pequeño pony. La dirección del centro no encontró otra solución más que pedir al niño que dejara de llevar la mochila porque era un detonante de acoso. La obra trata sobre aquel caso y, debido a mi pasado, es una de las obras más personales que he dirigido hasta ahora".
CONFUNDEN CON UN TERRORISTA A UN PROFESOR QUE HACÍA ECUACIONES MATEMÁTICAS EN UN AVIÓN
El protagonista es un profesor universitario de Economía El malentendido hizo que el vuelo saliese con más de una hora de retraso
Guido Menzio es un joven profesor que trabaja en la Universidad de Pensilvania, en EE UU. En 2015 fue reconocido con la medalla Carlo Alberto al mejor economista italiano menor de 40 años, pero desde hace tres días su nombre no para de repetirse asociado a un incidente en un avión que volaba el pasado jueves desde Filadelfia a Siracusa.
Menzi - tal y como él mismo explicó en su perfil de Facebook - aprovechó los minutos previos al despegue para ir adelantando trabajo y recoger en su libreta algunas notas. Los ejercicios del economista, sin embargo, dieron lugar a un malentendido que hizo que el vuelo saliese con más de una hora de retraso: " Increíble... Vuelo desde Filadelfia a Siracusa sale a pista, listo para despegar. El pasajero sentado a mi lado llama a la azafata, le pasa una nota. La azafata vuelve y le pregunta si se siente bien para despegar o está muy enferma. Esperamos. Volvemos a la puerta de embarque. La pasajera sale. Esperamos más. El piloto se acerca a mí y me pide salir del avión. Entonces me citan con un hombre de traje negro al estilo FBI. Me preguntan por mi vecino de asiento. Les digo que no había notado nada extraño. Me comentan que ella pensaba que yo era un terrorista porque estaba escribiendo cosas extrañas en un bloc de notas. Me rio. Les dirijo de vuelta al avión. Les enseño mis notas de matemáticas. Puede ser un poco gracioso y un poco preocupante. La señora me miró, miró a la misteriosa fórmula que había escrito y sacó la conclusión de que yo no era del todo bueno. Por ello, el vuelo fue retrasado una hora y media. La América de Trump ya está aquí. Aunque aún no esté en el poder. En lo que a mí se refiere, resistiré".
Aunque la explicación de Menzio estaba restringida a sus contactos, una captura de pantalla de su publicación fue compartida el 7 de mayo en Twitter por Susan Dynarski - también profesora en la Universidad de Michigan - y desde ahí ha sido retuiteada por más de 4.000 personas.
Según ha explicado a The Washington Post una portavoz de American Airlines, Casey Norton, la tripulación se limitó a seguir el reglamento exigido en estos casos. Cuando un pasajero se siente indispuesto o entra en conflicto con otro, señalan, "tratan de hablar con ambos y encontrar una solución pacífica".
Por su parte el profesor ha contado al periódico estadounidense por email que "en todo momento fue tratado de forma respetuosa", pero alerta de lo que puede ocurrir si la opinión de cualquier pasajero es tenida en cuenta. Especialmente, apunta, en un contexto en el que el protocolo de seguridad es tan estricto: "en el sentido de que una vez que salta la voz de alarma todo se detiene - y confía en apreciaciones personales que pueden ser totalmente infundadas".
En sus declaraciones a este medio - y como ya apuntaba en el post de Facebook - Menzi también relaciona los hechos con el discurso antiinmigración del político estadounidense Donald Trump: "¿Qué podría prevenir una epidemia de paranoia? Es difícil no reconocer en este incidente, los valores de la base electoral de Trump", señala.
El pasado mes de abril también trascendió otro episodio similar en un avión. Sucedió cuando Khairuldeen Makhzoomi, un estudiante de 26 años, se comunicó - en árabe- con su tío antes del despegue. Algunos pasajeros se sintieron intimidados y el joven tuvo que abandonar su asiento para ser investigado.
NACE EL PRIMER VIDEOJUEGO PARA JÓVENES CON PARÁLISIS CEREBRAL
PlayStation versiona seis juegos de arcade para adaptarlos a personas con problemas de movilidad
"El periodo más difícil para nosotros es la transición de la niñez a la adolescencia", cuenta Álvaro Galán. Este joven, afectado por parálisis cerebral, cree que un simple videojuego puede ayudar a personas como él a sentirse "incluidos". Y eso es lo que intenta Arcade Land, el primer videojuego comercial adaptado para jóvenes con parálisis cerebral, que se ha presentado este viernes por la mañana en CaixaForum Madrid.
Se trata de una versión mejorada, con gráficos en 3D, de los clásicos juegos de arcade, como la serpiente, Pac-Man o Space Invaders, adaptados para que personas con dificultades motoras puedan divertirse con la videoconsola. "Es un videojuego inclusivo, no está diseñado exclusivamente para personas con parálisis cerebral, sino que se adapta a ellos", sostiene Liliana Laporte, directora general de Sony en España y Portugal. "El periodo más difícil para nosotros es la transición de la niñez a la adolescencia", cuenta Álvaro Galán. Este joven, afectado por parálisis cerebral, cree que un simple videojuego puede ayudar a personas como él a sentirse "incluidos". Y eso es lo que intenta Arcade Land, el primer videojuego comercial adaptado para jóvenes con parálisis cerebral, que se ha presentado este viernes por la mañana en CaixaForum Madrid. Se trata de una versión mejorada, con gráficos en 3D, de los clásicos juegos de arcade, como la serpiente, Pac-Man o Space Invaders, adaptados para que personas con dificultades motoras puedan divertirse con la videoconsola. "Es un videojuego inclusivo, no está diseñado exclusivamente para personas con parálisis cerebral, sino que se adapta a ellos", sostiene Liliana Laporte, directora general de Sony en España y Portugal.
El proyecto, ideado por la compañía de obra social Helping Marketing Social, ha sido desarrollado durante el último año por la empresa de videojuegos Koth Studio y coproducido por Sony dentro de su programa PlayStation Talents, que pretende fomentar el talento y los contenidos locales para dale una salida internacional. La financiación de los primeros gastos corre a cargo de la Obra Social La Caixa, que incluye esta iniciativa en su Programa de Emprendimiento Social. Arcade Land estará disponible en la tienda online de PlayStation a finales de abril o principios de mayo, con un precio de 9,99 euros. Su primer lanzamiento se realizará en España, se extenderá hacia Europa y finalmente llegará a Estados Unidos, aunque la compañía aún no ha concretado fechas. También quiere llegar hasta Asia para ofrecerlo a nivel mundial.
LOS RAPEROS PELEAN CON LAS LETRAS DE CERVANTES El Festival de Almagro recuerda al escritor con un concurso de 'hip hop' en España y México en el que colaboran EL PAÍS y la SER
Fue un tipo auténtico, aventurero, libre, proclive a meterse tanto en líos amorosos como en cruentas guerras; defendía a las mujeres y a las minorías y si dio con sus huesos en prisión, fue porque “no le pagaban el sueldo”. Además de todas estas características que destaca Natalia Menéndez, directora del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, Miguel de Cervantes fue uno de los más grandes escritores de la historia, el que marcó un antes y después en la literatura, el iniciador de la novela moderna... En fin, no hace falta reiterar toda la serie de epítetos que suele acompañar cualquier conmemoración para glosar la indudable importancia del poeta, dramaturgo y autor de El Quijote. Y, precisamente, para salirse del terreno más trillado y buscar nuevas formas de llegar a nuevos públicos, el festival de Almagro lanza hoy una novedosa propuesta para celebrar el cuarto centenario de la muerte del escritor, nacido en Alcalá de Henares en 1547: un concurso de rap.
En realidad, el proyecto de Cervantes en rap constará de dos concursos paralelos con sendas finales: la primera el 14 de julio, que tendrá lugar en Almagro, durante la celebración de su festival; y la segunda en la ciudad mexicana de Guanajuato, en coincidencia con el festival cervantino que se desarrollará en el mes de octubre.
¿Y por qué rap para recordar a Cervantes? “Porque conjuga bien con el octosílabo; porque algunos de los temas de Cervantes pueden resultar muy próximos a la cultura urbana de hoy y porque es una expresión artística muy actual, arraigada entre los jóvenes”, explica Menéndez. 2.000 euros al ganador El ganador de cada una de las dos finalísimas peleas de gallos (como se denomina a los combates entre raperos) recibirá un premio de 2.000 euros; el segundo, 1.500 euros y el tercero, 100 euros.
Son muchos los raperos que han utilizado los textos de conocidos escritores para sus temas. Uno de los raperos más famosos de España, el alicantino Nach, recogió versos de poemas de Miguel Hernández, como Sentado sobre los muertos o El rayo que no cesa, para su canción Hoy conVerso con Miguel. También ha habido alguna experiencia previa con Cervantes. En la propia Biblioteca Nacional se celebró en una pelea de gallos en 2005, pero ahora se trata de aglutinar una masa crítica desconocida en novedosa iniciativa, que cuenta con el apoyo del Gobierno a través del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) y de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y ha sido seccionada por la comisión nacional de IV Centenario.
¿Y qué se deberá cantar o recitar en Cervantes en rap? “Podrá participar todo aspirante que desee realizar una versión en rap de la vida y de la obra de Cervantes, siempre y cuando el idioma empleado sea el español”, indican las bases del concurso en el que colaboran EL PAÍS (que informará y emitirá los vídeos seleccionados y las peleas de gallos finales) y la SER, ambos del grupo PRISA, editor de este diario, además de La Casa Encendida de Madrid, WRadio y el Ayuntamiento de Ciudad Real.
Cada aspirante deberá presentar un solo vídeo de 60 segundos de duración, en formato mp4, grabado en horizontal, y el plazo de admisión de propuestas, abierto a partir de hoy, finalizará el 16 de mayo. Deberán enviar la grabación del vídeo y el formulario a la dirección: [email protected]. Un jurado compuesto por un conocido rapero y representantes de EL PAÍS, la SER y de la Fundación elegirán a siete de los ocho finalistas. El octavo aspirante saldrá de la votación del público en el canal de YouTube especialmente habilitado para el concurso. Las semifinales se celebrarán en la Casa encendida de Madrid.
“Creo que los jóvenes se lo pueden pasar muy bien, tanto con la maravillosa obra de Cervantes, que no sólo es El Quijote, de hecho, insistimos en que se lean también sus novelas ejemplares, como con la aventurera vida del escritor”, incide Natalia Menéndez.
UN 6,2% DE LOS ESTUDIANTES VASCOS DE ESO AFIRMA SER VÍCTIMA DE ACOSO ESCOLAR
Un informe de Save The Children revela que unos 193.000 jóvenes se sienten acosados en las aulas o en las redes sociales La mayoría de los agresores asegura que «no sabe por qué» lo hace y la segunda respuesta más común es que lo hace para «gastar una broma» Un 6,3 % de los estudiantes vascos de ESO, entre 12 y 16 años, asegura haber sufrido acoso escolar en los últimos dos meses y un 4,5 % se considera víctima de acoso a través de internet o de las redes sociales.
Estos datos están recogidos en un informe elaborado por la organización Save the Children, titulado "Yo a eso no juego. Bullying y ciberbullying en la infancia", tras efectuar 21.500 encuestas, 2.201 en el País Vasco, a estudiantes de entre 12 y 16 años de toda España para analizar la realidad del acoso escolar, tanto desde el punto de vista de la víctima como del acosador.
En Euskadi el estudio pone de manifiesto que un 3,5 % de los alumnos de ESO reconoce haber acosado a alguien y un 2,1 % admite haberlo hecho a través de internet.
Las cifras de bullying y ciberbullying en el País Vasco son ligeramente inferiores a las de la media de España, aunque revelan igualmente una situación preocupante de violencia en el ámbito escolar.
«Me tienen manía»
El informe concluye que uno de cada tres estudiantes de la ESO en España reconoce haber agredido físicamente a otro compañero en los últimos dos meses y la mitad de los alumnos admite haber dicho palabras ofensivas a alguien. Dentro de las víctimas de acoso escolar, tres de cada diez denuncia que ha recibido golpes físicos (un 6,3 % de ellos de manera frecuente), y seis de cada diez dicen que alguien les ha insultado en los últimos meses, a más de un tercio a través del móvil o de internet. La mayoría de los agresores asegura que "no sabe por qué" lo hace y la segunda respuesta más común es que lo hace para "gastar una broma". Las víctimas repiten principalmente tres razones por las que son acosadas: para ser molestadas, por su aspecto físico o porque les tienen "manía".
Intencionalidad
El estudio concreta que para que se pueda hablar de acoso tiene que haber intencionalidad por parte del agresor, frecuencia de los abusos y desequilibrio entre agresor y víctima, según ha explicado el director general de Save the Children, Andrés Conde. En el conjunto de España un 9,3 % de los estudiantes dice que ha sufrido acoso en los últimos dos meses (6,3 % en Euskadi) y un 6,9 % se siente víctima de ciberacoso (4,5 % en el País Vasco). En cuanto a los acosadores, un 5,4 % (3,5 % en el caso de Euskadi) reconoce haber acosado a alguien y un 3,3 (2,1 % en el País Vasco) haberlo hecho a través de internet. Según el informe, el número de estudiantes de centros públicos que han sufrido acoso se eleva a 111.000 niños y 82.000 niñas. "Al acoso hay que llamarlo por su nombre, es una forma de violencia y no un juego entre niños, por lo que no podemos justificarlo", ha dicho el responsable de esta organización, quien ha destacado la importancia de la prevención, sobre todo respecto a las situaciones de violencia en el entorno escolar que la encuesta también ha detectado y que pueden acabar siendo acoso.
ESPAÑOL E INGLÉS, DOS LENGUA OBLIGADAS A ENTENDERSE
El VII Congreso Internacional de la Lengua Española, del 11 al 18 de marzo, abordará en Puerto Rico la "coexistencia" de los dos idiomas.
Quiso el azar que los dos principales genios de la literatura en español y en inglés, Miguel de Cervantes y William Shakespeare, murieran en abril de 1616. Este año se cumplen 400 años de este guiño del destino y el debate sobre la convivencia de ambas lenguas, la ventaja del inglés en las nuevas tecnologías, el surgimiento de vías intermedias como el spanglish o el deseado bilingüismo, está vivo como nunca. Los responsables de las 22 academias de la lengua española, guardianes de las esencias, no son ajenos a estos fenómenos, que serán objeto de análisis en la gran cita que la comunidad hispanohablante tiene cada tres años. El VII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) se celebrará en marzo en Puerto Rico, el estado libre asociado a Estados Unidos, un ejemplo diáfano de cómo el español y el inglés conviven y se retroalimentan para crear una sociedad bilingüe.
El congreso empezará el 11 de marzo y acabará el 19, pero los actos académicos centrales se concentrarán entre el 15 y el 18. El evento fue presentado ayer en Puerto Rico, en un acto en el que intervinieron, entre otros, Alejandro García Padilla, gobernador del Estado Libre Asociado de Puerto Rico; José Manuel Sánchez Ron, vicedirector de la Real Academia Española; Rafael Rodríguez-Ponga, secretario general del Instituto Cervantes; y José Luis Vega, director de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española.
Fue Rodríguez-Ponga quien señaló que la gran cita de la lengua española tiene este año un valor especial por el aniversario de la muerte de Cervantes y Shakespeare. “Reflexionaremos sobre la lengua y la cultura, el papel de la lengua en la ciencia, en los medios de comunicación, sobre la literatura en español y en inglés, sobre su coexistencia y sobre el bilingüismo”, afirmó el secretario del Instituto Cervantes.
El gobernador de Puerto Rico abundó en que el español es “la lengua materna” del estado libre asociado, pero que la convivencia con el inglés ha permitido un enriquecimiento de la sociedad. “Puerto Rico es la sede perfecta para este evento”, añadió García Padilla.
El CILE, que tiene el lema La lengua española y la creatividad, se ha dividido en cinco paneles a los que acudirán 130 ponentes de 27 países. El CILE se abre a la diversidad con invitados procedentes de Brasil, Corea del Sur, Francia y Reino Unido. Además de sobre la coexistencia del español y el inglés, los académicos y los expertos debatirán acerca de la influencia de la lengua española en la creatividad, el arte o la ciencia.